jueves, 27 de octubre de 2011

LA AUDIENCIA EN LA CIDH

La Montaña / Óscar Loza Ochoa

Olvidarlos es condenarnos al olvido de nosotros mismos.

Carlos Fuentes

Allí estaban Javier Sicilia y Emilio Álvarez Icaza, Karla Espinoza, Patricia Rivera, Maurilio Santiago, Leonel Aguirre. Todos frente a los representantes del Estado mexicano, encabezados por el embajador ante la OEA y el sinaloense Felipe Zamora, Subsecretario de derechos humanos.

Rodrigo Escobar Gil, Relator para México dirigió la Audiencia, acompañado del Consejero Paulo Sergio Pinheiro y del Relator para Migrantes Felipe González. El Salón Rubén Darío estaba lleno de defensores de varias regiones de América Latina, con presencia de la prensa.

Emilio abrió nuestra participación, señalando que el marco de violencia que vive el país ha masificado el número de las víctimas y que los homicidios y desapariciones alcanzan una magnitud preocupante, mientras la Procuraduría General de la República no cumple con las funciones de investigar y perseguir el delito.

Sicilia manifestó que las actividades del crimen organizado no habían disminuido por la acción de la autoridad. Que la impunidad, salvando su caso, es la regla. Que las víctimas no tienen ni el espacio ni el apoyo que debieran tener por la PGR y el Estado mexicano. Y que no había voluntad de cambiar de estrategia en el combate al crimen.

Karla Espinoza, de la Universidad de Paul en Chicago y quien nos ayudó en la preparación de todo lo relacionado con la Audiencia, hizo la presentación del grupo nuestro. Patricia Rivera inició presentando las peticiones a la CIDH, haciendo énfasis en la necesidad de abolir la figura del arraigo, crear la Comisión nacional de búsqueda de desaparecidos, de la estrategia oficial para garantizar los derechos de las víctimas, legislar sobre desapariciones forzadas en los estados que aún no lo hacen y la visita del Relator en la materia a Sinaloa.

Enseguida me correspondió informar sobre la situación del problema de las desapariciones en México y en Sinaloa. Expusimos la historia de las tres etapas que se pueden establecerse en el campo de las desapariciones forzadas en México y Sinaloa, desde 1968 hasta el 2011. La connotación que tiene la tercera etapa por la cifra de más de 5 mil personas desaparecidas y por la actitud del Estado y su comportamiento frente a este fenómeno.

Manifestamos que la Procuraduría General de Justicia de Sinaloa nos había informado oficialmente que tiene un registro de personas desaparecidas. Que no hay nada inventado.

Maurilio Santiago, defensor de los pueblos indígenas de Oaxaca, expuso el problema de diez vecinos miembros de una cooperativa ecoturística de Pochutla que desaparecen en Tamaulipas. La autoridad local reconoce haberlos detenido, pero las explicaciones que dan sobre un supuesto traslado al estado de Morelos no convencen a nadie.

Los funcionarios del gobierno mexicano dieron una respuesta general, abundando en la legislación nueva, en los esfuerzos contra el crimen y en dar garantías de seguridad a la población civil y de la propuesta de reforma al Código Penal Federal que ya está en el Congreso de la Unión.

El Relator Rodrigo Escobar Gil, observó que no se había dado respuesta a las peticiones que hicimos y le solicita al Estado mexicano que lo haga. Los funcionarios se comprometen a ampliar el diálogo con las organizaciones de la sociedad civil sobre el tema de seguridad y derechos humanos, incluyendo el tema de las desapariciones. Y cierran invitando a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a vigilar de cerca el proceso de la ampliación del diálogo con la sociedad civil.

No está mal, nada mal, las conclusiones de la Audiencia temática de este 27 de octubre que organizó la CIDH. Pero tampoco está demás decir, que la única posibilidad verdadera de que se cumplan los compromisos hechos por el gobierno mexicano, es que los organismos de derechos humanos de la sociedad civil no se queden solos en la exigencia de que se observen a cabalidad. La sociedad tiene la palabra. Vale.

miércoles, 26 de octubre de 2011

LA MUERTE EN FLOR


Ricardo Baldor Isidoro
Lunes 03 de noviembre de 2008

A la memoria de mi madre,
Petra Isidoro Vélez,
quien me dio lo que no se compra.
—Ricardo Baldor Isidoro

La luz aletea en la oscuridad. Entra al cuarto y lucha con la sombra agazapada haciendo brincar los amarillos pétalos del cempasúchil. Cristo se afila, resalta la falta de gordura y se hace grande sobre la pared al ritmo de la flama de la veladora; la corona de espinas me recuerda los zacatones que mueve el viento allá arriba, entre los bultos de las tumbas. El hueco que traigo en el pecho se llena al respirar el olor granuloso de las guayabas y para no volver a ver las cruces, ya sin Jesús, recortadas contra la pared del panteón, mejor miro la piel porosa de las naranjas que están del otro lado del vaso de agua. Una hormiga lucha sobre la miel de la cáscara.

Incienso que se quema me llega con olor a lejos; es mi abuelo Pancho que ya viene con el sahumerio; platica con don Isaac y doña Juanita; se cruzan con dos o tres bebés a los que no alcanzó a ponerles nombre porque se fueron blancamente al cielo, como pasó con su hermanito del que se acuerda mucho y llora. Ahora está contento porque sus angelitos lo acompañaron. Todos se van con el traje del adiós renovado para el reencuentro. Trae una veladora y el incensario extiende tiras de humo de copal para que ninguno de ellos, pero sobre todo los rezagados, pierdan el camino o se vayan con otro grupo de tantos que visitan el pueblo. Con el dedo índice señala para la entrada de la casa que desde temprano regó con agua y pétalos de flores. En el patio puso una flor de muerto partida en cuatro llamando a los puntos cardinales para que lleguen todos los invitados de los recuerdos. Todos los que fueron pensados en el año.

El rostro de mi tía Anita derrama alegría sobre la mesa; el copete rubio enciende su piel blanca y me fijo en su boca: los labios entreabiertos y rojísimos como si acabara de saborear una tuna colorada. Me mira, adivinar desde a qué hora y me voy lentamente a la otra orilla de la mesa sin desprender mis ojos de los suyos para ver si deja de verme, pero sus ojos, bajo la sombra de sus pestañas largas, me siguen aunque su cara esté atrapada en el cartón de la fotografía.

La hormiga está sobre las canillas del pan de muerto, se detiene sobre una roca de azúcar y se me antoja pegarle al pan una mordida, pero no quiero matar al insecto, ¿habrá en el cielo hormigas? En el techo del cielo las estrellas son agujeros que hacen las hormigas. Por ahí pasa la luz de un sol que está del otro lado. Las nubes son sus madrigueras, están llenas de hoyos, por eso se las lleva fácilmente el viento.

El murmullo es un hervidero de pipioles, una bitachera en cámara lenta. El vuelo de una mosca me lleva hasta los plátanos que ya derraman su jugo por las ranuras de las cáscaras, luego se hunde hasta las alas en el dulce de camote y ya no se me antoja, pero mejor la saco, qué grosería si las visitas se dan cuenta, y me acuerdo que don Pancho dijo que nada les faltara mientras acomoda los casinos y el pulque junto a la botella de tequila. La tía Vicenta pone la sal de la pureza, agua y pan, hablando emocionada que eso es lo primero que tiene que estar y alumbrado por las velas, para calmar las necesidades sentidas por las ánimas benditas durante el largo camino del retorno. Doy una ojeada a la mesa. El calor entró en el alma del aguamiel y encendió la chispa de su dulce, el espíritu del pulque se derrama por la boca del jarro, entonces se me antojan los licuados de papaya que hace mi tía Lupe allá donde trabaja.

Ya no puedo seguir asomándome a la mesa, sólo alcanzo a quitarle una arruga al mantel pues mi abuelo llega con su gente. Un movimiento de aires encontrados perturba las luces de las veladoras. El lengüeteo de las flamas enseña caras vacilantes cubiertas por un rebozo de oscuridad. Voces se entrecruzan casi en secreto, hacen llegar un viento suave como algo incierto. Eso es lo que queda de los vivos que dejan de moverse, cuando ya no podemos verlos como todos los días; empiezan a vivir de ánimas disolviéndose en el aire, en los colores y los sonidos de las cosas, hablan con nosotros pero sus voces ya no nos alcanzan, solo una procesión de ondas que producen muchas cosas: sombras, ruidos, vientos; vibraciones que mueven las puertas y ventanas, me digo ahora mientras rechina la puerta de madera seca y apretada que enseña sus partiduras como si guardara el sol de todos los años. El aire muestra detenidamente las cosas. Se ha llenado de presencia mezclada con la luz. Con la pureza del copal. Por mi nariz entra, lo siento recorrer huecos de mi corazón, llenarme como cuando el agua llena los arroyos, los párpados me pesan y al cerrarlos veo hacia adentro, llego a un sueño del color de los vidrios de la iglesia, donde al ser atravesados por la luz amarilla, solean el espacio, así me atraviesa el sueño y me siento como si no estuviera detenido en nada, floto sin cansancio, casi ya olvidado de mí, oigo a mi abuelo decir que ¡vámonos recio!, a los del limbo. Hago un esfuerzo por ver a los difuntos, pero solo alcanzo a distinguir los pastizales que brotan de los chalchihuites de jade del collar de mi abuela muerta. Ya circulo en una franja elástica, escucho a mi voz que pregunta: Y estando el cielo tan sin fondo, ¿a dónde van todas las almas cuando nos llenan de soledad?, ya no alcanzo a contestar pues mis ojos se van cerrando, miro cómo la tapadera del cielo cae encima de la ofrenda y borra la visión que tenía sobre los tejocotes en dulce. Todo se lleva la falta de luz.

jueves, 20 de octubre de 2011

EL BRILLO DE LA INDIGNACIÓN


La Montaña / Óscar Loza Ochoa

Si te encuentras con un desfavorecido,
siente pena por él pero ayúdale a ganar sus derechos.
Stéphane Hessel

El pasado sábado 15 los indignados del mundo salieron a la calle. La acción concertada de activistas espontáneos en 82 países del orbe es histórica y no tiene precedentes. El 68 es grande y tiene su lugar en la historia mundial, pero las posibilidades que resultan de este movimiento, también mundial, pueden ir más a fondo que aquel histórico año; lo dirán los meses por venir.

La conciencia y la historia parecieran marchar de la mano en estos momentos. Una vigorosa arenga de Stéphane Hessel, incansable veterano de la resistencia francesa de la Segunda Guerra Mundial y activista por los derechos humanos, sacude modorras y sentimientos de derrota a sus 93 años. Y el espíritu de las jornadas de 1968 y los años setenta, vuelven a cobrar carta de ciudadanía en las marchas de los indignados. Cientos de manifestantes en algunas ciudades; miles, decenas de miles y centenares de miles en muchas otras dan testimonio de ello.

En los países desarrollados, el corazón del capitalismo y de su sistema financiero, hay un proceso interesante en las acciones de los indignados: el plantón frente a Wall Street ya cumplió el mes, lo que ha suscitado plantones similares en otras ciudades de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania e Italia.

En algunas urbes los indignados han enfrentado la intolerancia y la violencia oficial, es el caso de Londres, San Diego, Denver, Roma, Sevilla, entre otras, pero no ha sido suficiente para hacerlos desistir de la decisión de manifestarse contra las injusticias que provoca el actual orden económico, político y social.

Frente a esa extraordinaria e histórica jornada mundial, es necesario hacer dos comentarios sobre México: fue muy pobre la participación nuestra el pasado día 15 y la autoridad muestra anticipadamente intolerancia extrema frente al derecho elemental de manifestarse.

Es el caso de Tijuana, donde unas 40 personas habían acampado en el camellón de la avenida Paseo de los Héroes en la Zona de Río, sin interferir el tráfico vehicular. 75 agentes de las diferentes corporaciones arribaron en la madrugada de este martes 18 y se llevaron detenidas a 27 personas, y destruyeron el campamento.

Es un mal precedente frente a las movilizaciones que podrían realizarse en el país en las próximas semanas. Si la sociedad mexicana calla ante esa demostración de intolerancia y de claro corte autoritario, que criminaliza la más pacífica de las manifestaciones de inconformidad, estaremos enviando el mensaje de que, sin pagar costo social alguno, pueden reprimir los plantones y manifestaciones de los jóvenes desempleados y sin acceso a las escuelas.

Nuestra más cálida solidaridad con los valientes indignados de Tijuana, para quienes defensores de los derechos humanos de la talla de Raúl Ramírez Baena y Miguel Ángel García Leyva; nos piden el necesario apoyo en estos críticos momentos.

Y como la mejor solidaridad se da realizando tareas en el mismo contexto, en este caso de lucha de los indignados de Tijuana, el Movimiento Sinaloa por la Paz, que coincide con las inquietudes y propuestas del movimiento nacional Paz con Justicia y Dignidad, está convocando a una jornada para recordar a nuestros muertos víctimas de la violencia, la cual ahoga al país en estos momentos. La cita es el día 31 de octubre en el Atrio de Catedral de Culiacán, desde las 5 de la tarde.

Callarse y cruzarse de brazos frente a una situación de injusticias sociales masivas, lo que amenaza con volverse más desesperante, es lo menos aconsejable.

Hessel ha resumido en una palabra lo que motivó la movilización ciudadana de su tiempo, que nos reiteró con mucha razón en su histórica arenga: ¡indígnense! Vale.

lunes, 17 de octubre de 2011

Tú decides, trasbordas a la guerra o a la PAZ.


La mujer tiene ante sus ojos un pequeño soldado de plástico y una paloma de origami. Las figurillas son un obsequio, pero sólo puede escoger una de ellas, que una joven le extiende sosteniéndolas sobre sus palmas abiertas.

La mujer opta por el soldado y, mientras lo toma, la mano derecha de la joven, en la que yace la paloma, se va cerrando, estrujando con fuerza las alas y la cabeza de la figurilla, hasta hacer de ella un amasijo de papel.

La mujer entiende entonces lo que ha pasado. Mira al soldado de plástico, que ahora le pertenece, y luego mira de nuevo la paloma de papel, emblema de paz, destruida irremediablemente.

Sólo entonces la joven le ofrece conservar la paloma, pero así, muerta como está, la mujer no la acepta. Algo de culpa luce en su gesto y, mientras cierra su puño, ocultando así al soldadito, mira de reojo a los otros pasajeros del Metro, en especial a aquellos que desde un principio rechazaron el emblema de la guerra y, en cambio, aceptaron la paloma de papel, preservándola.

Un minuto robado

Las puertas del Metro se cierran y, como de costumbre, dentro ya hay quien recorre el vagón, arrojando sobre el regazo de cada pasajero un pequeño volante, con algo escrito. La mayoría no lee su contenido.

Luego, tal como ya es rutina, una cantilena se alza por encima de todo ruido, es la voz de un joven que, pese a su timbre grave, la mayoría no escucha.

– ¡Nosotros no venimos –grita– a venderles nada, ni a pedirles dinero… Venimos a robarles, pero no sus pertenencias, sino un minuto de su atención, durante el cual les pedimos que reflexionen en los efectos de la violencia… Esto no es un simulacro: la Guerra contra el Narco ha dejado 40 mil muertos en los últimos años..!

Se trata de Juan, que intenta imitar el tono de un vendedor ambulante, mientras Beatriz, Brenda, María Luisa y Rodrigo, todos estudiantes de arte en la ENAP, van posándose ante cada pasajero, para tenderles, en silencio, el soldado o la paloma.

“Si escogen la palomita –reflexiona Beatriz–, pues gracias, qué bueno que aportes un poco de tu conciencia, que pienses estas cuestiones y las tengas claras, y si escoges el soldado, está bien, hazlo… pero la palomita que te ofrecí se va a destruir, ese aporte de paz que pudiste haber dado se va, se pierde… con eso buscamos generar conciencia.”

Sigue leyendo esta historia urbana que sucede cada día en la Ciudad de México, en Animal Político.

La última Plaza Pública

De coalición a coalición

MÉXICO, DF.- Es preciso eliminar la confusión posible entre una coalición electoral, figura jurídica ya existente en nuestro derecho, y la propuesta en curso de integrar gobiernos de coalición. Ambas, por supuesto, demandan la integración de voluntades partidarias. Pero su propósito es diferente. En la alianza electoral se trata de triunfar en comicios, y si bien suele pactarse un programa de gobierno, de que se le incumpla no necesariamente se siguen consecuencias para la gobernabilidad. Es conveniente hablar de esa primera significación, porque aunque sean pocos y luzcan trasnochados, aun hay quienes hablan de la unión de PAN y el PRD para evitar la victoria priista el año próximo. Pero no es tal coalición de la que hablamos ahora, sino de una reforma constitucional iniciada por el senador Manlio Fabio Beltrones para introducir el gobierno de coalición, que puede configurarse aun entre partidos que hayan contendido abiertamente en las elecciones previas.

El fin principal de esta innovación es garantizar los acuerdos entre partidos conforme a programas y responsabilidades compartidos. También se procura evitar los intentos casuísticos de consenso, que se cumplen parcialmente y por lo mismo suelen fracasar, amén de generar entre las partes incriminaciones. Acuerdos a medias, o desacuerdos francos dejan un poso de resentimiento entre los ciudadanos, una sensación de que la democracia práctica, la que conduce a resultados, es imposible.

No son esas necesariamente las bases de que parte la iniciativa de Beltrones pero sí sus consecuencias. Nadie es tan ingenuo para ignorar que el dirigente senatorial camina en dos sendas cuya meta es la Presidencia de la República. Lo hace con andar acompasado. Presentó el 14 de septiembre el proyecto de reforma constitucional de que hablamos y lo ha ido rodeando de apoyos, procedentes de partidos y personas entre los cuales la iniciativa se aprecia en sus propios méritos. Consiguió el apoyo de los líderes de las fracciones a las que, como presidente de la Junta de Coordinación Política o de la Mesa Directiva del Senado ha encabezado por más de cuatro años. Es menos afortunada la suerte de su proyecto en la Cámara de Diputados, donde proliferan los partidarios de Enrique Peña Nieto, capaces de ver sólo pasos de Beltrones hacia la candidatura presidencial y no el empuje de un dirigente legislativo que, amén de su destino personal, se halla en la ocasión de echar adelante reformas estructurales que favorezcan el desarrollo y la democracia.

Con suertes distintas, Beltrones ha impulsado reformas constitucionales de enorme alcance o que quedaron como meras trochas que hay que despejar para transitar sobre ellas. La reforma constitucional en materia electoral transformó a profundidad el sistema de medios de comunicación en esa materia. Si bien sus habilidades políticas y un adecuado ejercicio de la oportunidad le evitaron pagar el alto costo de un conjunto de medidas que aun lastiman a profundidad a los concesionarios de radio y televisión, lo cierto es que tuvo el valor y la audacia para hacer saber a los dueños de esos poderes fácticos que es posible enfrentar desde los poderes institucionales que no son, como algunos miembros de la CIRT suponen, propiedad particular suya, sino bienes de la nación.

Pretendió también Beltrones, esta vez sin resultado alguno, una reforma hacendaria que abarque todos los recursos del Estado, y ejerza la autoridad del Estado sobre los ingresos y el gasto público. En este caso pudo más el coyunturalismo preelectoral y la propuesta se atoró en los lodazales del interés partidario interno del PRI (como ha ocurrido con la reelección de legisladores) y con ello se evitó la libre conjunción de intereses partidarios y los de parcelas extensas de ciudadanos.

Tras el avance parlamentario de su iniciativa, Beltrones ha conseguido el apoyo de un grupo relevante de la sociedad civil, que la resumieron y ofrecieron sustento relevante en un texto titulado “Democracia constitucional”. Son cuarenta y seis los firmantes y es imposible darles aquí espacio a todos sus nombres. Incluyen militantes políticos (sólo unos cuantos del PRI) en receso o activos, creadores artísticos, intelectuales, investigadores, etcétera. Es posible que ninguno de ellos (salvo los senadores Pedro Joaquín y Francisco Labastida) voten por Beltrones en la elección interna o constitucional, porque es remoto el progreso del ex gobernador de Sonora en esa ruta. Pero con su iniciativa buscan impulsar esa posibilidad y contribuir a mitigar las lastimosas condiciones de vida de nuestro país.

Casi nadie entre los firmantes, y por supuesto entre los mexicanos todos, pueden negar la terrible situación en que nos hayamos envueltos: la inequidad social, la pobreza, la incontenible violencia criminal, la corrupción que tantos beneficiarios genera, la lenidad recíproca, unos peores que otros, la desesperanza social. Todos esos factores, y otros que omito involuntariamente pero que actúan en conjunto, forman un cambalache como esa masa maloliente a la que cantó Enrique Santos Discépolo en la Argentina de 1945.

Con todo, pudo cantarle. Es deseable que el espíritu impulse a la música y otras artes y ciencias y otras formas de hacer que renazca la vida, permitan a nuestro país escapar de la pudrición que no es destino inexorable. Sé que es un deseo pueril, ingenuo, pero en él creo, pues he visto que esa mutación se concrete.

Esta es la última vez en que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós.

miguelangel@granadoschapa.com D.E.P.

viernes, 14 de octubre de 2011

NO VEN NI ESCUCHAN

La Montaña / Oscar Loza Ochoa

...porque la realidad es reducible
a los últimos signos
y se pronuncia en sólo una palabra...

Rosario Castellanos

La procuración de justicia en Sinaloa es ciega, sorda y muda. Así la han calificado un sinnúmero de personas que acuden a las agencias del ministerio público o a las oficinas centrales, a denunciar delitos en su contra o solicitar el debido seguimiento a sus denuncias.

La Asociación Voces Unidas por la Vida, cansadas de visitar hasta tres veces por semana las agencias donde radican sus casos y de solicitar reiteradamente la intervención del procurador de justicia para agilizar del desahogo de las averiguaciones previas, en ocasiones atendidas por el funcionario, en no pocas ocasiones suspendidas las audiencias cuando ya están en la antesala, se presentaron en la oficina del Gobernador del estado y entregaron este documento:

Distinguido C. Gobernador.

Los abajo firmantes, ciudadanos sinaloenses con todos nuestros derechos a salvo, con domicilio para oír y recibir notificaciones en Andrade # 475 Nte. Altos Desp. Núm. 8, comparecemos ante usted para solicitarle respetuosamente una Audiencia, con el fin de exponerle la situación desesperante de nuestros casos.

Nos preguntará por qué no acudimos a la Procuraduría General de Justicia a plantear dicha audiencia y nuestra respuesta es que precisamente por haber asistido ante dicha dependencia y ser recibidos en algunas ocasiones y en otras no, pero siempre sin que nos presenten cuentan que indiquen que nuestros casos tienen avances o apuntan a la detención de algún o algunos de los presuntos responsables de nuestras tragedias. Esa es nuestra razón.

Por eso estamos aquí, buscando un diálogo con usted, para ver si la Institución del Ministerio Público y sus auxiliares (los policías) por fin se van a mover en cumplimiento de sus deberes para resolver los casos planteados. Nos ahogan los crímenes cometidos en nuestros familiares y con la ineficacia e ineficiencia de la autoridad volvemos a ser víctimas, ahora envueltos nuestros casos en el manto de la impunidad

Recibió el documento el secretario del Gobernador en presencia de la prensa, tomando notas de las quejas y comprometiéndose a ver el asunto con el responsable político del estado. No hemos visto señales por ningún lado que indique que la solicitud lleve buen camino. Esperemos que la lentitud le dé carácter de inexorable.

La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, acompañó solidariamente al grupo de solicitantes de la audiencia, esperando que esta se acuerde y haya una oportunidad no sólo de exponer las terribles fallas en la procuración de justicia, sino de arribar a compromisos de parte de la autoridad que permitan abatir los altos índice de impunidad en Sinaloa.

No podemos expresar pesimismo por ser la cuarta ocasión que se acude a solicitar audiencia ante el despacho del Gobernador, al menos no recomendamos la resignación. Al menos las familias de las víctimas han hecho el compromiso de tocar todas las puertas y no cesar hasta que sean escuchados y se haga justicia en los casos que reiteradamente han expuesto.

La Comisión caminará junto con esas familias, cuya mayoría tienen parientes en calidad de desaparecidos. Hay tres iniciativas que buscaremos sacar adelante con ellos: asistir a la Audiencia temática acordada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el próximo día 27 del presente mes en la ciudad de Washington, presentar una iniciativa de Ley sobre desapariciones forzadas ante el Congreso del estado y organizar un Juicio popular sobre los casos sobresalientes donde la impunidad ha campeado a sus anchas. Vale.

www.oscarloza.com

oscarloza.ochoa@hotmail.com