domingo, 20 de noviembre de 2011

LA POBREZA, PARTIDA Y DESTINO

La Montaña / Óscar Loza Ochoa

La pobreza no tiene perdón a los diez años.

Matilde Alba Swann

Una recesión en Europa equivale a 23 millones más de pobres. Es la estimación de especialistas. Vale preguntarnos ¿a cuántos millones de mexicanos hundirá en la pobreza extrema la próxima recesión?

El tema debe interesarnos sobremanera por diversas razones. La primera nos obliga a reflexionar sobre el concepto mismo de pobreza. Para muchos ésta se reduce a la ausencia de ingresos de las personas o a su escasez. La situación no se constriñe a eso, pues en cascada se convierte en un campo verdaderamente minado para el ejercicio de todos los derechos elementales de quienes han caído en la pobreza.

La reflexión nos lleva de la mano para indicarnos que vivir en la pobreza es estar excluido de los beneficios del desarrollo social. ¿Qué significa esto? No tener ninguna oportunidad de empleo (permanente), estar al margen de los servicios de salud y vivienda precaria; sufrir la ausencia de los logros culturales, padecer la inexistencia de una organización, no existir para el mercado y ser rehén de las acciones políticas desde el Estado y desde los grupos de poder, entre otras.

El fenómeno de la pobreza es motivo de preocupación de organismos especializados de la ONU y de la OEA, los cuales han venido promoviendo eventos internacionales que desemboquen en acciones concretas para aliviar la situación de al menos unos 850 millones de personas en el mundo.

Hay un interés especial del Instituto Interamericano de Derechos Humanos en promover el análisis sobre el problema de la pobreza, sus consecuencias y la búsqueda de caminos efectivos para remontarla. En especial se organizan foros, encuentros y talleres muy cercanos a los grupos sociales que padecen las dentelladas de la pobreza. Los organismos de la sociedad aliados del IIDH juegan un papel muy importante en ello.

He sido testigo de que en las reuniones para este fin realizadas en Tijuana y Culiacán hay inquietudes entre los grupos participantes que pueden desembocar en acciones de participación social. Pongo el ejemplo de la comunidad indígena kumiai de Baja California que, luego de gestionar una telesecundaria, se enfrentó a un nuevo reto cuando la primera generación de egresados ya no tiene un centro escolar donde continuar sus estudios. No descansaron hasta conseguir un camioncito que lleva a sus estudiantes a la preparatoria más cercana. En el frente educativo la pobreza ya no es su valladar, pues le han abierto sendos portillos. Es el inicio de una larga lucha contra la pobreza y sus consecuencias, que ya educa a esos supervivientes en el valor de la unidad, la solidaridad y la organización para gestionar soluciones a los problemas más graves y para defender sus derechos.

Lástima que ésta no sea la agenda de los partidos políticos, ni siquiera de los que se ubican supuestamente del lado de los pobres del país. Mientras se priorizan otras cosas, en el flanco de los marginados de México se desenvuelve una creciente masa de pobres sin posibilidades de acceder a los niveles mínimos de bienestar y condenados a sufrir la profundización de sus difíciles condiciones de vida.

Es una pena que en el presupuesto de egresos del gobierno federal y de los locales sólo se contemple el recurso asistencial como apoyo a los pobres. Las despensas a los marginados y los apoyos a los mayores de 70 años no han podido sacudirse el papel de monedas de cambio, sobre todo en épocas electorales. Grave ofensa para los pobres es que los ahogue el laberinto de la pobreza; peor agravio es la manipulación que sufren en tiempos electorales.

Los organismos de la sociedad civil están llamados a una participación más activa en esta materia. Los tropiezos que ha sufrido este país nos gritan a voz en cuello: la desigualdad social sólo profundiza los graves problemas económicos y sociales que ya padecemos, y que nunca habrá verdadera democracia con la ausencia de los excluidos de la sociedad.

Para reflexionar sobre el tema estarán en Sinaloa Juan Navarrete y Vittorio Corasaniti, del Instituto Interamericano de Derechos Humanos; Emilio Álvarez Icaza, del movimiento Paz con Justicia y Dignidad; y Patricia Rivera, de la Consultoría Indígena de Tijuana. Las citas serán el día jueves 1° de diciembre en el Centro Ceremonial de El Ranchito de Teputcahui, municipio de El Fuerte, y el viernes 2 en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Este es un esfuerzo que vale la pena respaldar. No los dejemos solos.

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