viernes, 13 de enero de 2012

DESATINOS Y CONMEMORACIONES

La Montaña / Óscar Loza Ochoa
Para desafiar a la sociedad,
primero hay que desafiar a la realidad.
Julio Cortázar

¡Oh contradicción! Para salvarse el Estado empieza a comerse la estructura que lo sostiene. Esta es una de las lecturas que tiene el convenio que entró en vigor el miércoles anterior entre el Ayuntamiento de Navolato y el Gobierno del estado, pues atrás de ese documento, cuya legalidad pretende descansar en un decreto ad hoc del Cabildo, toma cuerpo la desesperación ante el entorno violento, la miopía de los regidores y la desatinada presión del gobierno estatal.

Inédito al parecer en el país, el convenio pasaría por alto el Artículo 115 Constitucional que faculta y mandata a los municipios del país para realizar labores de prevención en la seguridad pública de su jurisdicción. Frente al incumplimiento en materia de seguridad de parte del Gobierno del estado, ahora se recurre al expediente de la ilegalidad (violación al Artículo 115) para intentar “cumplir” en este campo donde tanto se ha prometido.

Interesante sería desentrañar si esta lamentable salida parte del viejo espíritu del Club Mont Pellerin, que en 1947 inició sus afanes por desmantelar los Estados (sus gobiernos) que garantizaban los derechos elementales de los ciudadanos o simplemente es otra de las ocurrencias del equipo que gobierna creyendo que en cada acto descubre el hilo negro.

Algo más preocupante está pasando en la entidad, ni la sociedad organizada (especialmente los abogados) está diciendo algo al respecto, como si obligar a un municipio a abdicar de una de sus funciones constitucionales no tuviera una trascendencia mayor para la vida democrática nuestra. Incluso no han faltado algunas plumas que dicen que si esa medida da “resultados” en las estadísticas antiviolencia no estaría mal la medida.

La ceguera frente la realidad y al marco Constitucional que ha costado una revolución y el sacrificio de millones de mexicanos a través del Siglo XX y lo que va del presente, amenaza con volvernos miopes y crédulos en esta nueva pretensión de que si no se ha cumplido en materia de seguridad, creando nuevas policías e ignorando el Artículo 21 Constitucional y grupos especiales (de rostro, logotipos y autos anónimos), con esta nueva situación de firmar convenios por encima del 115 Constitucional, sí se cumplirá.

El Congreso del Estado tampoco ha ido más lejos a la hora de calificar este atentado a la legalidad. Este jueves emitió un Punto de Acuerdo, que no califica si tiene o no legalidad el Convenio, sólo está solicitando información de la situación laboral en la que quedarán los policías municipales de Navolato, cuya corporación ha desaparecido de la noche a la mañana y hace una invitación para que este sábado se reúnan las partes con el fin de llegar a un acuerdo. En la sesión, que por momentos la presidenta de la mesa anunciaba que podía ser suspendida por la falta de quórum, pues la asistencia oscilaba entre los 19 y 22 tribunos, no se mostró el interés que reclama este antecedente que puede cimbrar nuestras estructuras constitucionales. No es secreto de nadie que ya se pretende meter en esta situación a los municipios de Salvador Alvarado y de Angostura. Lo que resulta muy peligroso para la vida institucional y democrática del estado y del país.

Mientras tanto, un grupo de organismos de la sociedad civil está invitando a rescatar la tradición de lucha y de defensa de los derechos de las personas más pobres y vulnerables del país. El día miércoles 18 del presente mes a las 5 de la tarde, en la Galería Frida Khalo de la UAS, se conmemorará el XXXVIII Aniversario de la huelga general en los campos agrícolas del Valle de Culiacán y el XVI aniversario de la muerte del activista Joel Ramírez Montes “El Chuco”.

El acto tiene implicaciones interesantes si observamos que se entregarán reconocimientos a don Alfonso Corona, a don Jesús Michel, a don Arturo Aguirre (+) y a dona Juanita Montes, padres de esa generación de luchadores Norma, Jesús, Jorge y Joel.

Allí estarán los veteranos de esa epopeya de 1974, entre ellos Víctor Joel Armenta, Elmer Gutiérrez, Rigoberto Rodríguez Benítez y Camilo Valenzuela. Y entre los artistas solidarios hay que mencionar a Enrique Cisneros “El Llanero Solitito” del Grupo CLETA, a Miguel Angel Valencia del Grupo TATUAS y a Alez López del Teatro Delta.

En medio de tanta esclerosis e inmovilidad social, resulta motivador y refrescante el que una parte de la sociedad no sólo recuerde la parte viva, los vasos comunicantes y la memoria de lo que nos alimenta como ciudadanos preocupados por el destino de México.

Esperemos que a esa cita ocurran veteranos de la lucha social y, sobre todo, esos jóvenes que empiezan a manifestar inquietudes a través del teatro, la lucha por la paz, la defensa del medio ambiente, los derechos a la cultura y ese grupo de activistas que se identifica como los indignadxs. Vale.

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