jueves, 8 de diciembre de 2011

LEY SOBRE DESAPARICION DE PERSONAS


La Montaña / Oscar Loza Ochoa

Ahora no sólo es el tiempo de gritar.

Irel Faustina Bermejo

Dos veces tocamos las puertas del Congreso del Estado y dos veces no escucharon. En el amanecer de 1980 presentamos una iniciativa de Ley de Amnistía para los presos, perseguidos, exiliados y desaparecidos por motivos políticos y recibimos una rotunda negativa del pleno de la Cámara. Eran los tiempos del gobernador Antonio Toledo Corro. Apenas despuntaba el presente Siglo y nos presentamos de nuevo ante la Soberanía del Estado con una iniciativa de Ley sobre Desapariciones Forzadas, tampoco hubo comprensión de los legisladores.

Ahora, después de haber sufrido tres negras etapas a lo largo de más de 30 años en materia de desaparición de personas, volvemos a la carga con una nueva propuesta de Ley sobre Desaparición Forzada de Personas. Imperdonable es que lamentando 42 casos de personas desaparecidas entre 1975 y 1979; más una lista de 87 personas con la misma calidad de desaparecidos entre 1994 y 2003 y no menos de 252 entre 2006 y 2011, no insistamos en una propuesta de legislación estatal sobre el particular.

Impostergable resulta para el Congreso de Sinaloa dar una respuesta sobre una demanda tan sentida por muchas familias sinaloenses. Con mayor razón ante la ausencia de reacción positiva de parte de la Procuraduría General de Justicia en esta materia, cuyo resultado es una completa impunidad de los casos de desaparición forzada. No hay intención alguna de molestar a quienes tanto han ofendido a la sociedad.

Enterarse del número de desaparecidos es conocer una parte del problema. Conocer la actitud de la autoridad frente al problema (por participar en él, cerrar un ojo o los dos cuando los particulares practican la desaparición de personas) es descubrir la verdadera dimensión del fenómeno. Ello explica que no haya en Sinaloa ni en México una sola persona purgando condena por haber desaparecido a otra.

Tres grupos de familiares han surgido en estos largos años para enfrentar la práctica de la desaparición: la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos, el Grupo Esperanza y Voces Unidas por la Vida. Ninguno ha ablandado el corazón del sistema de justicia en México. Algunas Madres de la primera organización como Chuyita Caldera y María Carbajal ya fallecieron. Se fueron a la tumba con el inmenso dolor de no conocer del paradero y de la suerte de los hijos que parieron y de los que adoptaron como propios durante su lucha.

La sensibilidad social se manifestó a flor de piel en los años setenta y obligó a la autoridad a promover una Ley de Amnistía. Los presos políticos, los perseguidos y los exiliados regresaron a casa y se incorporaron a la vida productiva y a la vida política. Sólo algunos desaparecidos recobraron la libertad. Sólo algunos. El resto sigue en la misma situación. Los responsables tienen intereses que van más allá de los sexenios gubernamentales y de los colores de los grupos que gobiernan.

La sociedad de hoy no ha perdido la sensibilidad, pero está abrumada. Sus viejos sueños de libertad son las pesadillas del presente. El Estado que padece y los grupos de poder dominantes no le dejan portillo para respirar. Tal es su situación que atiende el vuelo sin mirar sus alas, como sentenciara el vate Francisco de Quevedo. Sabe que no habrá justicia ni democracia con desapariciones forzadas de sus ciudadanos.

El Congreso de Sinaloa de hoy debe probar que sí es más sensible que las legislaturas que lo conformaron en las décadas anteriores. Saben que la desaparición forzada de personas es el delito que más impunidad acumula en Sinaloa y en México. Conocen de las inquietudes expresadas por los organismos ciudadanos y por las instituciones internacionales como la ONU, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En memoria de doña Chuyita Caldera y de las madres con hijos desaparecidos que siguen esperando, les preguntamos a nuestros diputados ¿qué les responderán ahora?

El día viernes 9 por la mañana tocaremos las puertas del Congreso del Estado para registrar la iniciativa de Ley sobre desaparición forzada de personas. La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa y el resto de los convocantes esperamos que valientes ciudadanos nos acompañen. ¿Quiénes se apuntan?

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