
Lo que representa no se puede leer con las miradas habituales, pues se trata de otra cosa; acaso sea, para decirlo con los clásicos, un movimiento que ha logrado encarnar el espíritu de nuestra época: una época marcada por todas las violencias que han acabado con la vida de miles de personas - y no me refiero sólo a los que han muerto - y que comenzó con la aceptación explícita de la desigualdad como destino, hasta deslizarse muy pronto hacia la degradación moral de nuestra convivencia.
Leer completo el artículo de Mauricio Merino en el Universal de hoy.
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